Víctor L. Rodríguez
Hablar de impuestos es abordar un
tema desagradable. El que ha trabajado en eso mucho tiempo tiene pocas esperanzas
de que en los cambios tributarios se haga lo correcto, sin importar el matiz
ideológico que marque las propuestas tributarias. Con relación a los impuestos sólo
puede actuar y hacer el que poder tiene, no los que tienen capacidad ni los que
creen en la institucionalidad y las leyes y menos los que tengan una noción de
equidad y justicia tributaria.
Desde el momento de su
promulgación, en mayo de 1992, a pesar de todas las “reformas tributarias”
posteriores, en el Código Tributario han permanecido errores importantes sobre
los cuales hemos hablado y hemos escrito y que afectan los derechos de los
contribuyentes, pero una sociedad que no se rige por instituciones y por leyes,
y que es un estado de derecho en gran medida deforme, importa poco como las
reglas se escriben. Pero como dijo John Kenneth Galbraith: “la ignorancia y la
estupidez en los grandes asuntos de estado no es algo que se cite
habitualmente.”.
El mismo J. K. Galbraith hablando
sobre la consecuencia de intervenir en esto temas sin someter la propia
individualidad al regimiento dijo: “Hay pocas cosas tan desalentadoras,
dolorosas incluso, como la actividad mental y la expresión o la acción
resultante que perjudica las relaciones sociales y laborales y nada hay más
perjudicial para las perspectivas de sueldo y promoción. «Puede que sea un tipo
muy brillante, pero no coopera».”.
Pretender hacer lo correcto es
joder, molestar o ser un trouble maker.
Por eso, con su experiencia en el Tesoro de los Estados Unidos, T. S. Adams
dijo, hace casi cien años, que la
imposición moderna o la elaboración de las leyes tributarias: “Se trata, ante
todo, de un juego difícil en el que, todo aquel que confía en la economía,
razón y la justicia se retirara, al
final, derrotado y desilusionado.
Los impuestos en este país sólo se
consideran desde el punto de vista económico, por eso sólo se habla de los
elementos cuantitativos: base y tasa.
Cuando se habla de los tributos no se consideran otros elementos
institucionales y cualitativos. Se discute mucho sobre la presión tributaria,
que no es más que un indicador de lo que el gobierno toma a través de los
tributos de la economía y lo único que se dice es que el gobierno toma poco y
que la presión tributaria en la República Dominicana es de un 14%, o se
argumenta que es baja y toma mucho, pero esto como todo promedio dice poco de
las cargas relativas,
Por más que se diga que la
presión tributaria es baja y puede serlo en determinadas circunstancias, o por
la acción de la Administración Tributaria, el gasto de las personas en
comunicación telefónicas y la internet tiene una presión tributaria del 30%, en
el caso del gasto en gasolina la presión tributaria está cercana del 44%, comer
en un restaurant implica pagar un 28% de impuesto, en la adquisición de un
vehículo nuevo los impuestos pueden representar más del 50% de su valor. Todos
esos bienes se adquieren con el ingreso disponible después de pagar los
impuestos sobre los ingresos.
Pero en el caso que uno sea
diputado o senador la carga tributaria por la adquisición de un vehículo es 0%,
sin importa que tan lujoso y caro sea. A través de sus exoneraciones bianuales los
legisladores se han convertido en proveedores de vehículos de lujo con pocos
impuestos para los más ricos.
Eso choca con los principios de equidad,
justicia e igualdad que de acuerdo con la Constitución de la República debe
regir el régimen tributario. En el caso de un funcionario público que el
vehículo puede ser financiado por la institución donde trabaja y que paga el
financiamiento con una retribución que le hace la misma institución por él uso
del vehículo por él mismo la presión tributaria es 0% y costo del vehículo es nulo.
La transmisión de bienes en el
país a través de una herencia o sucesión el impuesto es del 3% lo que hace que
el Estado haga poco con respecto a las desigualdades en el tránsito intergeneracional.
Warren Buffet y Bill Gate tienen un mayor sentido de la equidad y la justicia
intergeneracional que nuestros opulentos diseñadores de estructura tributarias,
cuando Buffet y Gate se han opuesto a la eliminación del impuesto sobre la herencia en los
Estados Unidos.
Si la misma riqueza heredada la
obtiene como ingreso trabajando o creando una empresa y en el año es de RD$852,667.01
la presión será del 27% para lo que exceda de ese valor si eres persona física,
si lo obtiene como dividendo de acciones por la doble imposición económica la
tasa combinada será igual a 34.3% que será la presión tributaría de los
dividendos y la presión tributaria sobre los beneficios de la sociedades es del
27%, pero si eres un funcionario de una institución pública que asume y paga el
impuesto sobre la renta que deben pagar sus funcionarios, el impuesto y la
presión tributaria en estos ingresos será del 0%, y la institución deberá pagar
el impuesto sobre las retribuciones completarías, pero las instituciones
públicas están exentas.
El tema de la presión tributaria
es relativo cuando la tasa reducida del ITBIS del 16% es más alta que las tasas
máximas de impuestos iguales en los países de Centroamérica y el Caribe, y la
tasa general del 18% el ITBIS está entre la más alta de América y ambas tasa
son relativamente mayores que el 14% de la presión tributaria, y más cuando por
la exclusiva y única interpretación de un funcionario de la Administración
Tributaria esta se aplica dolorosamente a las fórmulas lácteas para los
infantes en sus primeros meses y a la leche en polvo de los niños.
El gasto de las personas en
grasas comestibles, café, chocolate y los derivados lácteos que suelen ser
nutrientes para enfermos pagan el 16% y formulas nutricionales que tienen los
mismos fines pagan el 18% por encima de la presión tributaria promedio y más
que en cualquier otro país de la región.
Aparte de hablar del tema de la
presión tributaria, es bueno considerar otros temas como la legalidad y la
reserva de ley, la equidad, la igualdad, los derechos de los contribuyentes y
del papel de la Administración Tributaria, pero hay poca tolerancia para
soportar que se hable de eso.
Comentarios
Publicar un comentario