Necesitamos una reforma tributaria, pero después de la no aceptación social de dos propuestas el problema no es si necesitamos una reforma tributaria, sino cuál reforma. Todo ha quedado en manos del dominicano más grande en el conocimiento de las finanzas públicas o de lo que hoy se llama frecuentemente la economía del sector público. El propósito básico de una reforma tributaria es financiero, recaudar, y la idea básica es que los problemas están en el sistema tributario
En los últimos años se han realizado más de una decena de cambios tributarios, actuando sobre el sistema tributario, y los problemas de insuficiencia tributaria persisten. En el ITBIS se ha establecido una de la tasa más alta del hemisferio y la más alta de la región, se han eliminado exención del café, el cacao hecho chocolate, las grasas, mantequilla y la manteca y la azúcar todo partiendo de una propuesta de reforma tributaria que en principio propuso el CREES y luego, en el 2012, fue introducida en la Ley No. 253-12, del 9 de noviembre, porque quien dirige hoy los destinos de las finanzas públicas como figura importante en ese diseño tenía clara la idea de que el café y el chocolate de consumo general o masivo tenían exenciones del ITBIS que sólo beneficiaban a los ricos y fueron gravados con una tasa reducida hoy del 16%, más elevada que la tasa más alta de la región. y los problemas de la baja recaudaciones no fueron resueltos. Por suerte, este criterio de gravar alimentos de consumo masivo, no prospero cuando se trataba del arroz, habichuela y la carne de pollo, Bienes de consumo masivo que en las ideas dominante de los formuladores de política tributarias de entonces podían dar redundantes recaudaciones. Tampoco próspero con los filetes de vaca y de cerdo.
La idea dominante de hoy es gravarlo todo eliminando todas las exenciones objetivas, no las subjetivas, devolviendo en cada caso a través de transferencias el impuesto pagado, cuya devolución serán de acuerdo con las condiciones económicas específicas de las persona y los objetivos financieros, si esto últimos no se pueden alcanzar la devolución puede ser menos como objetivo de política y no según las condiciones económicas del sujeto.
Lo mejor de todo esto es que los que formulan reformas tributarias como expertos iluminados tienen la etiqueta de la apoliticidad, aunque han sido altamente beneficiado por su vocación de estar con uno u otro partido limpiándose de culpa. Para ellos la reforma tributaria no tendrán ningún costo porque no son político, sino "técnico". Suponemos que tampoco tienen sesgos ideológicos, lo que le permite hacer reformas tributarias sin sentimiento de culpa alguno.
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